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jueves, 10 de diciembre de 2015

El encanto de tu inocencia

Cuando no había nada que decir. Cuando sólo se escucha el sonido de nuestra respiración, la tuya un poco acelerada, y yo tratando de controlar la mía. Lo pienso tantas veces, que olvido que estoy pensando y soy el que termina tomando la iniciativa, doy unos cuantos pasos, los necesarios para que tus senos golpeen con mi pecho, mis manos viajan por tus brazos descubiertos hasta llegar a tu suave cuello, me encanta ver cómo se eriza tu piel, lo disfruto de una manera no sólo sexual sino personal, es como una mezcla de orgullo y prepotencia. Aunque en mis adentros sé que estoy actuando mal, que no es justo para ti, que probablemente me sienta como un miserable luego, no me importa. No eres la primera que crea a mi alrededor un aura tan intenso, casi tangible, no te doy crédito por eso, te lo doy por cómo lo has manejado, tan callada, sensible y a la expectativa. Desde que comencé a tocarte no me has sostenido la mirada ni una vez, y eso también lo disfruto, tu respiración, la piel helada, los labios pálidos, la mirada sólo en mi pecho. Sé que tienes miedo y no sabes cuánto me gustaría reírme, pero temo que pienses que me estoy burlando y te vayas. Es esa dulce inocencia la  que me acerca más a ti "Respira" te digo al oído y lo haces. Lo siento nuevamente pero mi intención no es que te relajes, de hecho todo lo contrario. Me aferro a tu cintura y la aprieto un poco mientras rozo mis labios en uno de tus hombros, y cómo esperaba dejas de respirar nuevamente, ésta vez aunque trato de impedirlo se me escapa una pequeña sonrisa y antes de que lo notes, me aproximo a tus labios, un campo con minas ocultas, te beso y te aprieto con fuerza, intentas seguirme el beso pero te apartas en busca de oxígeno, necesitas respirar  y me siento satisfecho. Pero ésta vez me limito a sólo mirarte, ahora la que tiene que proseguir eres tú, tienes que demostrarme que deseas ésto tanto como lo deseo yo.




Continuará.... 

lunes, 23 de noviembre de 2015

Intento de disculpa para ti

Aquí vamos una vez más. ¿Hasta cuándo? Me pregunto cada vez que recuerdo. Cada vez que te recuerdo. Me parece oportuno contarte que he estado bien y que por lo poco que he visto tú también lo estás. Tienes buena pinta y sinceramente espero todo vaya bien. No es fácil escribir acerca de algo que no sé, algo que puedo sólo intuir, porque sé que no dirás si estás bien o mal, al menos no como lo decías antes. Antes todo era mucho más sencillo, más simple para nosotros. Te encapsulé en una esfera de mentiras, te moví cómo mueve un jugador su pieza de ajedrez. Honestamente te pido perdón. Te pido perdón cada vez que tengo la oportunidad, en mis pensamientos claro ¿Sabes qué es lo más irónico? Que en vez de cuidarte como cuida el mismo jugador a su Rey, yo sólo eché más limón y sal a la herida. Herida de la que no estabas al tanto. Herida que espero ya haya cicatrizado.

Pienso constantemente en lo bajo que caí. A lo mejor estoy exagerando y fue lo que mejor te ha pasado, supongo que al menos ya sabes que no puedes confiar en desconocidos, que no todo es como parece, que no puedes entregarle tus sentimientos a cualquier persona.Y no creas que me siento orgullosa, pero me gusta pensar que te quedó algo de mí. Algo de lo que tuvimos. Y aunque sé que "tuvimos" es una palabra que queda grande, no importa, hay muchas más cosas que me sobrepasan: los recuerdos, los abriles o los besos que siempre esperé. Es mejor que no continúe, si lo hago te doy poder. Potestad de que entres a mi mente. Porque gordo, aunque no estés al tanto, es algo que haces a menudo últimamente, cada vez más intenso, cada vez más agudo. No entiendo cómo  es que después de tanto tiempo siga así de inestable, vacilante, débil, endeble. Sé que esas palabras son sinónimos pero supongo que si no entiendes con una, con la siguiente puedes razonar mejor acerca de lo que intento decirte.

Una amiga me dijo algo muy cierto, un poco severo, quizás cruel para alguien que está viviendo un malestar similar "Ya él siguió, ya te dejó de seguir, la que no sigue eres tú"  


Es verdad, ya seguiste, ya tienes compañía nuevamente. Pero yo aún sigo aquí. No tanto como antes. Me he desplazado paulatinamente, lento pero pasos seguros. Sé que es insólito e increíble que este drama todavía me acompañe, pero la verdad es que  en lo profundo no te quiero dejar ir, una pizca de esperanza es la que me tiene así, en la cuerda floja, ni tan allá, ni tan aquí. Confío en que pronto cesará, más tarde que temprano pero lo hará. Es ridículo que tenga esa pizca de esperanza ¿Quién estaría con alguien que le hizo daño? ¿Quién estaría con alguien que no dijo más que mentiras? Tienes razones suficientes para no querer saber de mí, para dejarme atrás, para olvidarme. Tienes derecho a querer hacerlo. Por esa razón dejé de molestarte, porque no es tu culpa que esté así, porque no te debería importar cómo me sienta, porque probablemente me desprecies, y entiendo que lo hagas, es de esperarse.


Con esto no espero consuelo de tu parte. De hecho te diré lo que haré. Me voy a permitir todo de ti. Si te extraño, te extrañaré. Si me preocupo, me preocuparé. Si te necesito, te necesitaré. Si te odio, te odiaré. Si te amo, te amaré. Si te olvido, te olvidaré. Mi plan es exprimir todo lo que siento, sentir todo lo que debo sentir, tanto y tan intenso que me canse y ahí, justamente ahí es cuando te dejaré atrás. Ya serán dos heridas cicatrizadas.

Mi propósito con esto era ofrecerte una disculpa pública, pero creo que no salió tan bien. De todos modos, debo darte las gracias. Gracias porque sin ti, no tendría el coraje de escribir y mucho menos de publicar esto. 


miércoles, 18 de noviembre de 2015

El chico de la casa 11


Todos los días son iguales, despierto, me baño, me visto y salgo a trabajar. Trabajo en una agencia de publicidad, es decir vivo siempre en apuros y corriendo. Justamente a las 8:00 a.m estoy en la cola del bus, y ahí está, el chico de la casa 11, siempre me ve de arriba hacia abajo, parece que le molesta mi mirada. Admito que me gusta la cicatriz de su cuello aunque sólo pude verla una vez, casi siempre utiliza camisas cuello tortuga. No soy la chica más hermosa que existe, tengo curvas grandes, soy bajita, cabello castaño oscuro hasta los hombros, unas cuantas pecas en las mejillas y mi cara es tan blanca que me hace ver deprimida.  Soy una asocial nata, sin embargo un día rompí el silencio y le salude, me sentí  una sandía, mi cara hervía de la vergüenza que tenía, él por su parte sólo se monto en el bus sin decirme una palabra. Se acerca el 4 de julio, llame a mis padres y no van a venir, luego le marqué a mi hermana y se negó dejar a su novio. La verdad es que no me importa mucho pasar el día de la independencia sola.. otra vez. Todo estaba listo, comida, vestido nuevo, y fuegos artificiales, pero lo que no iba con lo planificado fue el sonido del timbre, cuando abrí había un sobre, lo destapé y me sorprendió de quien venía: "Hola soy el chico de la casa 11, ninguno de los dos nos conocemos, hoy es 4 de julio y me di cuenta que estás sola, no has recibido a nadie al igual que yo. No te lo he dicho pero me pareces muy linda, me gusta la forma en que te sonrojas cuando me ves y adoro tu color de piel, me recuerda al mar, cálido. También estoy sólo si quieres te pasas y comemos algo" No lo pensé dos veces, me vi en el espejo acomodé mi vestido y fui hasta su casa. Cuando abrió ahí estaba el chico guapo de la parada, al verme sonrió y se cubrió la cicatriz, le quite la mano del cuello y sonreí "he hecho un pavo al horno que está para chuparse los dedos" dije, él sonrío y me beso. No lo esperaba pero me gustó "Me alegra que vinieras preciosa, feliz 4 de julio" dijo.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Amor y montaña rusa



Cuando te enamoras sientes que vuelas por senderos largos y preciosos, sientes que puedes tocar la luna con la nariz. Que la luz ultravioleta no dañará tu piel. Que ganarás una pelea contra un tigre o cualquier animal que te duplique en tamaño y te triplique en fuerza. Eres inmortal. No necesitas nada, porque lo tienes todo. Pero la verdad es que estás en una montaña rusa. Una montaña rusa a la que no le han hecho mantenimiento, pero que igual te montas porque tu ilusión te ciega a todos los problemas o caídas que puedas tener. Te sientas, amarras el cinturón, sonríes y comienzas a moverte. Tu estómago hace cosas y ruidos extraños, pero te gusta, te hace sentir cómodo y confiado. Sí, claro que tienes miedo, pero no es tan fuerte como la emoción que recorre por todas tus venas. Ahí viene, esa primera subida, esa que te hace pensar ¿Qué estoy haciendo? pero al momento de llegar a la cima y ver lo alto que estás, piensas que eres el dueño del mundo, no entiendes por qué te hace tan feliz. Ahora sí, sujétate, necesitas fuerza, viene la bajada, automáticamente se crea un vacío en tu estómago ¿Por qué me monte es esta verga? Te preguntas una y otra vez. En ese momento quieres que todo acabe. Te sientes derrotado. Sin fuerza. No entiendes qué sentido tiene montarse en una montaña rusa o enamorarse. Te quieres bajar pero sabes que no puedes. Plano otra vez, tu corazón vuelve a estabilizarse, comienzas a disfrutarlo otra vez, a pensar de que no importa esa pelea, esa discusión, esa bajada porque es donde quieres estar, tu vida resumida a un momento, resumida en una persona. En la segunda bajada todo se descontrola de nuevo, sientes nuevamente que todo a tu alrededor se desplomó,  que lo has perdido todo. Te sorprendes cuando vuelves al comienzo, todas las sensaciones de nuevo, te ofrecen una vuelta más. Pero como todo, llegó el fin, llegó la separación, se acabaron las llamadas, las conversaciones, las promesas y los sueños, te tienes que bajar de la montaña rusa.

Con dolor en el pecho porque es un dolor tangible, caminas sin sentido en el parque de diversiones pensando en cada momento  todo lo que viviste. Compras una gaseosa y te sientas en el escalón de una máquina en desuso. Hundido en tus pensamientos llega una persona y te toma del brazo, te explica que no tiene sentido echarse a morir y que vale la pena comprar otro ticket y subir de nuevo. Tiempo después, ahí estas, es irreal, de nuevo donde todo comenzó. Te sientas, amarras el cinturón, sonríes y comienzas a moverte.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Sólo alguien

Me acuesto en la cama mirando hacia el techo. Está oscuro.  Aunque no se ve el techo, se que está ahí, se que es real, tan real como tú. No, no estás en mi imaginación. Mi amiga te ve, ve tus fotos, lo poco que escribes o dices. Eres real, fuimos real. Trato de evitarlo, te juro que lo hago pero se me hace imposible no buscarle un  significado a cada una de tus respuestas, un trasfondo, un código morse, algo que desees que encuentre. Pero no, tengo la pequeña impresión  de que son sólo respuestas para ti, es  presionar letras que forman palabras y palabras que forman oraciones. La escuela, el liceo y creo que ni la universidad te enseñan a qué hacer, a cuando saber que el momento de dejar ir todo, a rendirte, a entender que ya todo se acabo, pero ¿Qué me pasa? sé que en el fondo no quiero que acabe, no deseo que te vayas de mi vida. Tú y tus recuerdos me persiguen, tu voz habla por si sola en mi cabeza, no importa el tiempo que transcurra, días, meses, años, estás ahí y aunque es un gusto, cuando digo gusto me refiero a que es un placer tenerte ahí, poco a poco me deterioro más, me vuelvo loca, iracunda y rabiosa. No puedo seguir así. Necesito que dejes de ser lo que eres para mi. Quiero que seas un individuo más, alguien con quien me tropiece en la calle y piense que eres un idiota. Alguien sin importancia. Simplemente alguien. Me dicen que sólo espere que el destino actúe, pero ¿Sobre qué va actuar? si no hay nada, sólo un pasado, promesas olvidadas, unas llamadas viendo el amanecer y conversaciones de nunca acabar. Maldita sea, tienes tanto efecto en mí. Control sobre mí. Qué alivio que no vas a leer ésto, sería como darle un cuchillo a un asesino, una foca a un tiburón, un trono al demonio. Mejor me voy a dormir, adoro dormir, mis sueños representan la realidad que quiero que regrese, en mis sueños tú y yo somos uno, solo tú y yo.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Olvidar para seguir

Tu amor
Todos los días deseo correr  
Correr para olvidar
Olvidar para seguir 
Seguir para vivir
¿Vivir? ¿si no estoy viviendo qué estoy haciendo?
¿Acaso el despecho es sinónimo a estar muerto?   
Muerto por tu amor
Tu agridulce amor                                     
Pagaría por ver tus ojos
Por sentir tus brazos a mi alrededor
Por escuchar tu voz, otra vez
¿qué estoy diciendo?
Soy un ciclo 
Necesito correr
Correr para olvidar
Olvidar para seguir
Seguir para vivir.